Procedente de las Antillas y América, la canna ha sido muy cultivada en Asia, Australia y África dado al valor comestible de la harina obtenida de sus tubérculos para después usarse con fines ornamentales en muchos lugares lejanos a su origen.

El médico flamenco Carolus Clusius (1526-1609) la conoció en un jardín de Lisboa, y anotó curiosamente el nombre popular español para registrarla, caña de cuentas. Uno de los precursores de la botánica moderna, Clusius fue consciente de la importancia que podían tener las plantas llegadas del Nuevo Mundo por sus posibles usos medicinales y alimenticios y tuvo en este sentido una especial relación con el punto de entrada en Europa de dichas especies, la Península Ibérica. Clusius vio también y mandó dibujar en su estancia lisboeta un drago, en el convento de Nossa Senhora da Graça; el flamenco es así uno de los primeros botánicos de renombre que empezó a interesarse por la flora canaria.